BATH, LA CIUDAD DE LOS BAÑOS

Dedicada a la Diosa Celta Sulis, la de las aguas que curan.

Bath se encuentra en la zona de Somerset, en el Suroeste de Inglaterra.

En el centro de esta elegante ciudad, llamada ahora Bath, desde los tiempos de los romanos en el año 65, se encuentran las Termas donde los pobladores celtas de las tribus Dobunni y Durtriges veneraban a la Diosa Celta Sulis y consideraban sus aguas con poderes curativos.

Se trata de agua de lluvia subterránea, filtrada y calentada por la profundidad de la tierra y que emerge a la superficie proporcionando un agua caliente de excepcional pureza. Para los romanos, tan aficionados a las aguas termales, fue un gran hallazgo y a este enclave le llamaron Bath, la ciudad de los baños. Hoy en día no funciona como tal sino como atracción turística para admirar la maravilla que fue antiguamente, y está muy bien conservada.

13-articulo-avalon-bath-diosa-sulis

Cerca de la plaza donde se encuentra la entrada a las termas, está la escultura dedicada a la Diosa Sulis que muestra la fotografía del centro de la imagen. Todo un detalle de que así sea, pues los romanos dedicaron a una de sus deidades, Minerva, y llamaron al lugar Sulis Minerva. Más tarde, en el siglo VI, los radicales cristianos destruyeron lo que consideraban un templo pagano.

Los celtas habían construido una especie de piscina donde el agua termal recibía el calor del sol, lo cual potenciaba sus cualidades energetizantes y sanadoras. Hombres y mujeres se bañaban juntos. En la dominación romana, el emperador romano Adriano, separo la zona de baños entre hombres y mujeres e hizo habilitar zonas para masajes, baños de vapor, etc., al modo de Roma.

Estas aguas termales tenían fama de curar las heridas de los soldados, de aliviar los dolores de huesos en los ancianos y se construyó una escultura dedicada a la diosa Sulis-Minerva de gran tamaño a la que se le dedicaba un fuego simbólico encendido día y noche para darle relevancia y luz con el objeto de que despertara la admiración y devoción, incluso había una zona en este enclave en la que se realizaban sacrificios de animales como ofrendas para pedir y recibir sus favores. A este lugar llegaban peregrinos de lugares cercanos y lejanos que podían pernoctar en el templo, y, por la mañana relataban sus sueños al sacerdote del templo para que éste les diera el augurio.

En la misma plaza donde se encuentran las termas se encuentra la iglesia medieval muy bien conservada. En esta plaza, siempre que he ido a lo largo de casi 20 años, siempre he podido disfrutar de la música en directo de músicos y cantantes de una calidad extraordinaria.

Hoy en día toda la ciudad de Bath –que es preciosa- fue declarada en 1987 patrimonio de la humanidad. Sus calles, siempre adornadas con flores, sus comercios elegantes, sus abundantes restaurantes, los jardines, el embarcadero frente al cual se encuentra un sencillo laberinto de la Diosa, y la amabilidad de sus gentes, hacen de Bath una ciudad muy atractiva para pasear y disfrutar. Cabe destacar de obligada visita por su originalidad, el mercado de la ciudad, alojado en un edificio cubierto, no es muy grande pero ofrece puestos de artesanía muy ordenados y originales así como un pequeño restaurante de comida local.

Bath es una ciudad pequeña, elegante y alegre siempre repleta de turistas en cualquier época del año.

©Nina Llinares