LA DIOSA QUE NOS AYUDA
La Diosa se manifiesta en dos aspectos: su aspecto celeste (cuando se manifiesta descendiendo del cielo, o entre nubes, o a través de un cilindro de luz que desciende del cielo, o también en ocasiones descrita en visiones donde viene desde el horizonte, o así mismo a través del fulgor de un rayo de luz o de la luz del sol, etc.) o en otras formas y formatos diferentes pero igualmente bellos en su aspecto terrestre, más conocido como la Pachamama cuando es una manifestación de la propia Gaia, de la propia energía de la Madre Tierra y se manifiesta sobre una flor, en el interior de una cueva, en el tronco hueco de un árbol, un manantial, etc.
Ambas manifestaciones de la Diosa son válidas, pero su invocación y canalización como arquetipo de la Gran Diosa, es diferente, y en lo que difiere va a estar siempre relacionado según sean las personales circunstancias o momentos de aprendizaje que esté aconteciendo para cada mujer a lo largo de su vida y sus innumerables experiencias, tanto de aprendizaje como de progreso, como de evolución.
EL LABERINTO PERSONAL
Todas las personas tienen miedo a lo desconocido en mayor o menor medida:
- A la muerte
- A la pobreza
- A la enfermedad
- A la pérdida de un ser querido
- Estos son a grandes rasgos los miedos del ego. Pero además de estos miedos, las mujeres tenemos miedo en mayor medida que los hombres a:
A envejecer - A dejar de gustar
- A no ser amadas
- A no encontrar o no merecer el Amor Verdadero
- A que nuestros hijos no sean felices
Una de las ventajas que tenemos las Mujeres de Luz es nuestra dimensión espiritual. Poco a poco, sin darnos cuenta, nuestra dimensión espiritual de Guerreras de la Luz va permitiendo que nuestros miedos trasciendan al lugar donde tienen que estar: LA LUZ.
Solo iluminándolos los pasaremos de la polaridad negativa a la positiva y así permitiremos que dejen de estar en la sombra.
Pero para realizar esta proeza con equilibrio, tenemos que reconocer nuestra parte de sombra.
Nuestra sombra solo puede redimirse con COMPASION.
La compasión es una forma de vida, es vivir con-pasión, con apasionamiento equilibrado, es decir celebrando la vida, celebrando cada experiencia que nos toca vivir.
La Sombra Personal de una mujer, más allá de los miedos del ego propios de cualquier persona sin dimensión espiritual, está compuesta por energías que en otro momento de nuestra evolución cada una de nosotras creó, generó, o se vinculó a ellos de alguna manera.
En el universo nada se pierde, solo puede cambiar (transmutarse) o permanecer inerte hasta que de nuevo pueda tener actividad o eficacia.
Todas nosotras en nuestro proceso de evolución en la polaridad, hemos estado en conexión con diferentes formas y maneras de aprendizaje; unas veces adecuadamente y otras no tanto.
La sombra está formada por todos los errores que nos sirvieron para aprender que es lo que queríamos y que es lo que no queríamos.
LAS DIOSAS OSCURAS
Si una mujer no enfrenta su sombra, sus emociones serán cada vez más negativas, su rabia, histeria o ira contenida o mal expresada, devendrá en enfermedad, depresión o soledad y será etiquetada como histérica.
Toda mujer histérica es una Guerrera de la Luz que no sabe que lo es.
Toda situación, circunstancia o experiencia que nos hace ponernos histéricas, es en realidad una oportunidad para que desarrollemos nuestro poder de ser Guerreras de la Luz. La histeria es rabia contenida con altas dosis de frustración y dolor y forma parte de nuestro laberinto personal.
En nuestra ayuda esta, como siempre, la Diosa.
Tenemos Diosas para todos los gustos pero no son enemigas entre ellas sino complementarias.
Sus atributos feroces, despiadados y sangrientos han sido añadidos por el patriarcado que los ha interpretado desde la razón y no desde lo sublime, lo mágico y lo femenino.
Las Diosas que representan todos los aspectos del Arquetipo de la Diosa, no luchan entre sí, luchan siempre por la Luz, sirven siempre a la vida aun cuando tengan que matar dando vida como veremos.
El Poder Destructor y aniquilador de la Diosa no es matar la vida sino Renovarla y Regenerarla que no es lo mismo, y esto, jamás ha sido entendido por las mentes patriarcales regidas por un dios sin compasión justiciero, vengativo y aniquilador.
Las diosas oscuras representan la ayuda que necesitamos para salir de nuestro laberinto personal.
Las Diosas Oscuras representan la compasión guerrera que nos permite redimir nuestra propia sombra.
De las diosas oscuras nos interesa su mensaje puro, el que nuestro corazón / intuición nos dice que es su legado, y no el que se nos ha trasmitido a través de narraciones orales (cuentos y leyendas), o escritas de voz o mano de aquellos que en un momento dado de la historia humana tomaron el poder de anularnos y prohibirnos ser las protagonistas de nuestra propia historia, y nos acusaron de histéricas, a nosotras y a las diosas, ya que ellos y solo ellos tenían derecho a la escritura y a la lectura: la historia “sagrada” era contada, escrita y mostrada solo por hombres, ya que pasaron siglos enteros en los que ninguna mujer escribía (incluso aun hoy en nuestros días existen países en los que la mujer no tiene derecho a asistir a la escuela) pues la cultura era solo un derecho de hombres, de unos pocos por cierto, los más temerosos y santos varones religiosos que borraron en todos los confines de la tierra, el papel primordial, inmaculado y pacifico del legado de la Diosa.
No lo hicieron por maldad sino por ignorancia. Y esta ignorancia era propia a su naturaleza masculina ya que un hombre está más atrapado por los miedos del ego y la amenaza de perder el control y la razón ante el poder de atracción y magia sagrada de las mujeres, por eso, ante el misterio de no entender la grandeza de sangrar cada mes y no morir, ante la grandeza de hablar cara a cara con aquel cuyo nombre jamás debe ser pronunciado… se la relegó a un segundo papel y se la llamo el sexo débil, aquel ser solo sacado de una floja costilla sobrante de un ser de barro.
Nadie a quien le funcione medianamente el hemisferio derecho del cerebro puede creer esto.
EL PODER DEL COLOR NEGRO
El color negro es el color de la noche y quien ilumina sus miedos deja de temer la noche, supera la oscuridad.
El negro es sagrado, por eso cuando en las artes marciales se alcanza un nivel de maestría, se otorga el cinturón negro.
El negro tiene en sí mismo todos los colores. El blanco también es sagrado porque los refleja.
A las brujas se las vestía de negro pero ni aun así cambiaron los santos hombres religiosos el color de su indumentaria…. siguieron imitando hasta los faldones de las llamadas brujas (mujeres de poder capaces de viajar entre dimensiones que tuvieron que colgarles flecos y ramas a sus cetros de poder y trasformarlos en objetos de limpieza –escobas- para que las dejaran en paz por tener el don de saber de realidades paralelas, por comunicarse con los tres reinos con su mente, con sus ojos, con sus manos y con sus corazones), y les llamaron sotanas a su indumentaria y que algunos sacerdotes siguen utilizando en nuestros días.
Ha sido la ignorancia del patriarcado quien ha otorgado al color negro el sinónimo de sombrío. Antiguamente y aun hoy en día en algunos lugares a la mujer se la viste de luto y esto es mucho más profundo de lo que parece: la mujer es la que habla con los ángeles y los ángeles guían a las almas después de la muerte.
El poder de la mujer es inmenso y su añoranza por el ser que ha partido debe recogerse: vistiendo de negro nos recogemos en nuestro propio dolor e impedimos que nuestros centros vitales vibren de forma intensa puesto que la vibración del negro palía esta frecuencia durante el tiempo necesario, para que nos aislemos.
Las Diosas OS-CURAS SON LAS QUE NOS CURAN nuestros propios miedos y supersticiones.
©Nina Llinares