TINTAGEL, Cornualles. Inglaterra.
En los tiempos celtas, Tintagel fue un magnifico castillo, que incluso hoy en día, aunque sólo quedan en pie algunos muros, se puede sentir su fuerza energética. Las vistas desde sus ruinas son espectaculares.
Dice la leyenda que en los tiempos gloriosos del Matriarcado de la Diosa Briget, la Brillante, la que guarda y protege Britania, las islas Británicas, los gigantes que vivían junto a los seres humanos, construyeron este castillo trayendo de manera mágica las piedras para erigirlo.
Se dice que en este castillo vivió el rey Mark el tirano, tío de Tristán, a quien envió a que le buscara en las islas de la Diosa (Iona, Moona, en Escocia e Irlanda) a una princesa celta para casarse con ella. Ella se llamaba Isolda, (era la hija del rey de Irlanda) y, durante el viaje hasta Tintagel, ella y Tristán se enamoraron. El resto de la historia es muy triste.
Más alegre y mágico si cabe es la leyenda que nos cuenta que el rey Arturo vivió en este castillo, celebro sus bodas con Ginebra en los espectaculares salones, y fue instruido por el mago Merlín, quien vivía, junto con el dragón que guardaba el castillo, en la cueva que se encuentra junto a la pequeña playa.
Lo cierto es que cuando llegamos, cada grupo, año tras año, a Tintagel, lo primero que hacemos es bajar a la cueva y adentrarnos, como si de un magnifico útero de la Madre Tierra se tratara, en su interior, y, allí, se puede sentir la magia de una manera especial, e incluso en muchas de nuestras fotografías, en ocasiones, se aprecia claramente la silueta de un dragón.
En cuanto al pequeño (y alargado) pueblecito, es un placer pasear por sus calles y visitar sus comercios repletos de la magia artúrica y de Merlín.
El paisaje, la gente, el aroma marino, las aves, sobre todo cuervos, (también hay halcones), hacen de este lugar una visita auténticamente única.